El camaleón velado o
calyptratus es famoso por su comportamiento agresivo. Sin embargo no
todos lo son y ese comportamiento puede depender en gran medida de
nuestra interacción con ellos.
Un
comportamiento de recelo es frecuente en ambos sexos y se caracteriza
por presentarnos un flanco, aplanando el cuerpo para aparentar más
volumen. La proyección de la papada ayuda a dar esa impresión y el
posicionamiento de la mano bajo ella aún más.
El
siguiente paso es abrir la boca. Si la amenaza persiste la suya ha de
ser mayor, por lo que nos bufará y lanzará su cabeza contra nuestra
mano, llegando incluso a golpearla con su boca abierta. Sin embargo es
raro que muerda, lo que no es raro es que nos asustemos y retiremos
bruscamente la mano, con lo que nuestro camaleón se envalentonará al
habernos ganado esta batalla.
Si
nos arriesgamos a un mordisco debemos olvidarnos de lo que hemos oído
sobre lo que sucede si muerde un lagarto, que no suelta. Los camaleones
calyptratus muerden con violencia, pero sueltan inmediatamente. Por ello
debemos provocar sin ningún tipo de miedo que nos muerdan mientras son
pequeños, para que nos vayamos haciendo una idea sobre lo que aprietan a
medida que crecen. Los machos de medio tamaño y las hembras casi adultas
no llegan a provocar dolor, pero a partir de ahí hay que hacer lo
posible por que nuestros dedos no caigan entre sus dientes, pues nos
dejarán una buena marca roja o incluso, dependiendo de qué parte muerdan
y de lo fina que se tenga la piel, podrían incluso hacernos sangrar.
Sin embargo un
contacto muy directo y continuado con nuestra mascota hará que se familiarice
con nosotros y deje de amenazar, modificando este comportamiento innato.
Muchos criadores opinan que esto les estresa y tienen toda la razón del
mundo, pero una vez acostumbrados se acabó el estrés. Para evitar un
trauma inicial, evitaremos cogerlo de la primera forma que se nos ha
ocurrido, que es agarrarlo por detrás, como si un depredador lo hubiese
atrapado para darse un festín a su costa.
Lo mejor es cogerlos
poniendo la mano delante de ellos y pasársela por debajo, obligándoles a
subirse a ella. Si el ejemplar es ya casi adulto y tememos un mordisco,
usaremos un par de guantes de cuero y pasaremos una mano y otra ante él
para evitar que se suba por el brazo y que siempre esté subido sobre
nuestros dedos. Finalmente se encontrará seguro sobre ellos como si
estuviese sobre una rama.
Los camaleones
calyptratus más mansos que he conocido son los que han criado los niños,
que disponen de mucho tiempo para jugar con sus animales de compañia y los tienen todo el
día en las manos. Os puedo asegurar que cuando yo he tratado después con
esos ejemplares no he visto el menor signo de amenaza ni un atisbo de
estrés. Aunque también es cierto que no tienen memoria de elefante y el
camaleón más manso, si se le deja en un terrario grande y muy plantado
donde no nos vea más que unos segundos al día mientras le volcamos su
ración de grillos y nos vamos, se olvidará rápido del trato humano y le
regresará su natural recelo.
Por último os recuerdo
que los camaleones macho son más agresivos que las hembras, por lo que
debéis tener claro qué deseáis antes de adquirir vuestra mascota. Para saber
distinguir un macho de una hembra os recomiendo visitar la sección de
DESCRIPCIÓN, donde al
final hay un enlace a una serie de fotos para poderlos distinguir cuando
son pequeños.
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